Este es un tema de mucha controversia y para el cual no existe una única respuesta por parte de los expertos en el tema.
La cura del VIH en adultos, entendida como la eliminación total del virus en la sangre no ha sido completamente documentada; lo más cercano a este ideal corresponde a la experiencia reportada del paciente conocido como el “paciente de Berlín”, quien recibió un trasplante de células madre como parte del tratamiento contra una leucemia. El paciente recibió un trasplante de un individuo que expresaba la mutación delta 32 (Δ32) lo que implica que sus células no tienen uno de los correceptores virales (una de las puertas de entrada del virus a la célula); por esta razón, estas células son muy resistentes a la infección por el VIH. El paciente Berlín, no solo se recuperó de la leucemia sino que meses más tarde no fue posible detectar partículas virales en sangre. Sin embargo, la estrategia de trasplante de medula ósea, particularmente de un donante que sea altamente resistente la infección por el VIH, no es una alternativa de tratamiento viable para la gran mayoría de las personas infectadas con VIH. Un trasplante de médula ósea es un procedimiento con muchos riesgos y con un costo muy elevado; adicionalmente, donantes portadores de la mutación Δ32 en forma homocigota (heredado tanto de su padre como de su madre) son extremadamente escasos.
La principal barrera para lograr la erradicación del virus en presencia de antirretrovirales la constituye los reservorios del virus; estos son células que a pesar de estar infectadas no sostienen una replicación continua del virus por lo tanto no son blanco de la terapia antirretroviral que esta actualmente en uso; sin embargo, estas células son fuente permanente de partículas virales en el momento en que se activen. Por esta razón se vienen ensayando protocolos con una mezcla de antirretrovirales y de activadores del sistema inmune buscando la eliminación total del virus, pero con muy poco éxito; por el contrario, alguno de estos protocolos han demostrado potenciar la replicación viral.
Más recientemente se reportó el caso de una niña nacida de madre infectada a quien después de realizarle un tratamiento con antirretrovirales más agresivo que el esquema convencional, no fue posible detectarle partículas virales en la sangre.
Estos casos han sido clasificados como “cura funcional” y proveen una visión distinta de cómo podría ser el futuro para los pacientes infectados, particularmente si se hace un tratamiento temprano, lo que refuerza aún más la necesidad de campañas de diagnóstico precoz de la infección por el VIH.