A través de los alimentos recibimos la energía y los nutrientes que el cuerpo necesita para cumplir sus diferentes funciones y evitar las infecciones. Cuando no se recibe la alimentación adecuada, el cuerpo se debilita, no funciona bien y se hace más susceptible a todo tipo de enfermedades.
Teniendo en cuenta que el VIH, ataca el sistema inmune, disminuyendo las defensas, garantizar una buena nutrición es muy importante en los pacientes infectados con este virus.
Desde el momento del diagnóstico se debe recibir educación nutricional que permita crear o potenciar hábitos nutricionales saludables los cuales inician con un buen almacenamiento y preparación de los alimentos, lo que se reflejará en una mejor calidad de vida del paciente infectado, tanto en las fases iniciales como una vez haya iniciado la terapia antiviral.