Son pruebas que no requieren un procesamiento tan complejo de la muestra como es el caso de la prueba de ELISA, obteniéndose el resultado más rápidamente. Se puede utilizar una muestra de saliva, orina o una gota de sangre, obtenida pinchando el dedo, generalmente con una lanceta. En caso de ser positiva también requiere ser confirmada por la prueba de Western-blot.