La actividad física mejora significativamente la calidad de vida. El tipo de ejercicio que se recomienda depende del entrenamiento previo de la persona y de la situación clínica actual. En la medida de lo posible se debe mantener la actividad física a la que se esté acostumbrado; en caso de no tener entrenamiento previo se debe iniciar en forma paulatina e idealmente bajo asesoría profesional. En general, son más recomendables actividades de tipo aeróbico: caminar a buen ritmo, correr, nadar, montar en bicicleta, nadar, etc; se debe realizar al menos 3 veces por semana de 30 a 60 minutos.
El descanso nocturno debe ser adecuado, aproximadamente entre 7 y 8 horas diarias.
Evitar y/o disminuir al máximo el consumo de alcohol u otro alucinógeno con base en las siguientes consideraciones:
El alcohol es incompatible con algunos antirretrovirales, ya que estos se metabolizan en el hígado, y el tratamiento se puede afectar.
Cuando se está bajo la influencia de estas sustancias se disminuye la capacidad de juicio y la responsabilidad frente a la práctica de conductas de riesgo.
Se debe evitar el consumo de cigarrillo, ya que fumar es una factor de riesgo para varias patologías, disminuye el apetito, favorece varias infecciones y tiene un efecto negativo sobre la higiene bucal.
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