Diferentes estudios señalan efectos adversos en pacientes con VIH ante la ingesta crónica de alcohol; entre las cosas que se han documentado es que puede afectar la adherencia a los medicamentos antivirales promoviendo la aparición de resistencia viral. También se ha mostrado que el consumo frecuente de alcohol promueve la inflamación crónica y el deterioro de la mucosa gastrointestinal, disminuyendo la respuesta inmune, condiciones que favorecen el progreso de la infección por el VIH-1.
Los altos niveles de alcohol pueden propiciar comportamientos sexuales riesgosos como el intercambio de parejas y la no protección, favoreciendo la transmisión del VIH.
Adicionalmente, las personas viviendo con VIH que ingieren alcohol en forma constante pueden manifestar efectos adversos a largo plazo, entre los que se encuentran los siguientes:
Enfermedades hepáticas: La infección con el VIH y el tratamiento antirretroviral incrementa el la incidencia y progresión de enfermedades hepáticas, lo cual es potenciado con el consumo del alcohol.
Enfermedad cardiovascular y cerebrovascular: el alto consumo de alcohol está asociado con efectos adversos en la presión, función de músculo cardíaco, y tasa cardíaca irregular, que sumado a otros efectos no saludables como la falta de ejercicio puede ser mortal.
Enfermedad pulmonar: El alto uso del alcohol también incrementa las enfermedades pulmonares, afectando la respuesta inmune y aumentando la inmunosupresión, lo cual explica un incremento de las neumonías bacterianas y virales con el consumo crónico de alcohol.
Enfermedades óseas: Las personas con VIH tienden a tener menor densidad ósea (osteoporosis) y por lo tanto mayor riesgo a fracturas. El alcohol potencia estos efectos, debido a que su consumo disminuye la remodelación del hueso suprimiendo la formación de hueso nuevo.
Efectos en el sistema nervioso central: Estudios de resonancia magnética (lo cual permite la detección de metabolitos y neurotransmisores), realizados en pacientes con VIH que eran o no alcohólicos, hicieren evidente algunas alteraciones cerebrales. Además, estudios neurofisiológicos revelaron una disminución de las funciones neuronales como disminución de la memoria, habilidades visuales-espaciales, y movimientos rápidos. De hecho hoy se considera que el alcoholismo es el principal factor de riesgo de desarrollo de neuropatologías y secuelas funcionales neuronales en personas infectadas con el VIH.
A pesar del tratamiento antirretroviral, los individuos VIH positivos experimentan un incremento en la mortalidad y daños fisiológicos cuando consumen alcohol, por lo cual se sugiere que el consumo de alcohol debe ser mínimo en pacientes infectados.
Fuentes
Justice AC. Risk of mortality and physiologic injury evident with lower alcohol exposure among HIV infected compared with uninfected men. 2016.
Szabo G. A recent perspective on alcohol, immunity, and host defense. 2009.
Braithwaite RS. Estimating the impact of alcohol consumption on survival for HIV+ individuals. 2007.
Brown TT. Antiretroviral therapy and the prevalence of osteopenia and osteoporosis: a meta-analytic review. 2006.